viernes, 4 de noviembre de 2011




SOBRE NIÑOS INDIGOS
En los últimos años, una secuencia de conceptos nuevos han inundado los medios de comunicación.

Palabras como “hibridación cósmica” “star people” “abducción” “ Channeling” forman parte de nuestro vocabulario diario. Muchas veces tenemos un vago conocimiento de que hay detrás de cada una de estas ideas. En nuestro país se tiene aún muy poca información referente a algunos temas que han entrado fuertemente entre la población. En esta oportunidad haremos una breve introducción a una materia que cada vez toma más fuerza. Me refiero a los niños denominados “índigos” Independientemente, que sea un hecho muy difícil de demostrar, es un tema que hoy en día esta sobre la mesa de muchas universidades e institutos americanos, y creo es necesario plantearlo como una información más, sobre algo tan trascendental como es nuestro propio origen, mas aún, teniendo en cuenta que tiene que ver con la educación de nuestros propios hijosPara empezar, podemos decir que es muy difícil definir un niño índigo. Aunque me inclinó por definirlos mejor como “niños especiales” - esta denominación me agrada más -pues su comportamiento y forma de ser suelen ser diferentes. Si nos atenemos rigurosamente a ciertos conceptos alternativos podemos decir que la palabra índigo” sería con relación a su color de campo electromagnético o aura (*) y afinando más textualmente “azul cobalto” sería la explicación de la denominación índigo.


Esta identificación de índigo comienza en 1982 en los Estados Unidos, en el libro “Undestanding your life Thoug Color” (Comprendiendo al amor a través del color) de la escritora Nancy Ann Tappe, y es desde la publicación de este libro y su masificación posterior que comienza esta denominación a sonar en el mundo entero.


Antes de proseguir en las características propiamente tal, es interesante hace un análisis del entorno y el tiempo en que vivimos, y donde se desarrollan hoy en día nuestros hijos. Entorno que tiene características totalmente diferentes como hace 80 años atrás. Desde hace algunos años, nuestra sociedad nos ofrece enormes ventajas tecnológicas, bienes materiales, comodidades y también mucha información que ha ido arraigando en forma sutil en nuestro inconsciente colectivo. Entre esta información masiva que nos llega muchas veces vemos personas que nos dicen abiertamente, y además están plenamente convencidas, de que no son de este mundo. O sea miles de personas hoy en día creen “ser provenientes de una raza extraterrestre” y lo dicen sin pelos en la lengua. No en vano, en este punto debo decir que he tratado junto al IIEE hace solo un par de meses en mi consultorio de Santiago, a un próspero profesional chileno que dice haber sido “secuestrado muchas noches por seres macrocéfalos y llevado a una nave circular donde es sometido a complejas y molestas observaciones” Esto último indica, que estos fenómenos son globales, y nadie escapa de ellos y siguen sucediendo independientemente de otros factores.


Los medios de comunicación se hicieron eco en el año 1979, cuando el periódico National Enquirer en su edición del 1° de Mayo mencionaba el hecho que muchas personas presuntamente normales, eran en realidad descendientes de seres extraterrestres. Esta mezla se habría realizado con los humanos en tiempos remotos y estos seres nuevos habrían heredado parte de su código genético. No hay mucho que decir ante esta idea que a primera vista resulta tan disparatada, pero que sin embargo fue acogida por muchas personas. Algunos investigadores reaccionaron cautelosamente y otros simplemente no se preocuparon mucho dado que este tipo de noticias de vez en cuando afloran en los EEUU como algo normal.


Resulta obvio, que se comenzó a gestar ya en aquellos años una serie de condiciones que tendrían estos nuevos seres que habitarían entre nosotros. Muchas de estas cualidades eran; características especiales espirituales, algunas anomalías físicas muy determinadas, como la temperatura corporal más alta de lo normal, mayor número de vértebras, sensibilidad a los campos electromagnéticos, agudeza auditiva y ojos hipersensibles a la luz. Otros datos a tomar en cuenta son, que los sueños de estas personas frecuentemente tienen relación con un planeta con dos o más lunas y sobre todo, un fuerte sentimiento que sus padres terrestres no son sus padres reales, todo esto, les refuerza la idea que son herederos de ancestros que llegaron de otros mundos.


Aunque a principios de los años 1950 ya existía en los EEUU el fenómeno del contactismo, iniciado como saben todos por George Adamski, y reforzaba de alguna manera la idea que no estamos solo en el cosmos. La información sacada por el National Enquirer de alguna forma retomaba la idílica idea de que somos mezcla con seres superiores. Los años 60 confirmaron esa apertura de conciencia de muchas personas, que predicaban y entregaban sus vidas al amor y la espiritualidad, mezclada con música y experimentos con drogas psicodélicas. El movimiento hippie fue base para una New Age mental, y apertura de ideas en un país de corte conservador, muy creyentes en religiones contemporáneas y de donde proviene casi todo lo que nos llega a nuestros pequeños países, incluyendo ideas, modas diversas, comportamientos, e incluso formas de vestir. Lógicamente, que el movimiento hippie años más tarde fue reciclado, comercializado y sus ideas tomaron nuevas formas.


Este panorama tan consumista, globalizador y captador de ideas, saca a la luz, nuevos conceptos y se adentran en muchas personas que las llevan a relacionar distintas disciplinas, todas ellas muy convencionales hasta ese momento, pero esta actitud hace explotar una nueva psiquis colectiva, incontrolable, y que cada día de diversifica más en el mundo. Es mi opinión personal que la psicología y la perspectiva de poder aplicar nuevos conceptos, fue pionera en esta forma de apreciar este fenómeno de los niños especiales y que recién ahora la medicina corporativa comienza a tomar en cuenta.


Con todo lo dicho anteriormente, pienso que la idea de niños indigos o especiales, viene entroncada con este cambio mental de las personas y nuevas ideas aperturistas, que expresan abiertamente que nuestros origenes son totalmente desconocidos, y que en este campo aún nos queda mucho por descubrir de nuestra propia historia en la humanidad.


Volviendo a la médula del tema de estos niños especiales el lector se estará preguntando y ¿Cómo se reconoce a un niño índigo? Generalmente su comportamiento es como el de un adulto, forma de ser destructora, indisciplinado, luchador por la injusticia, inconformista, cuestionador, preguntón, rompedor de sistemas, no se deja influenciar fácilmente, no se adapta a ritmos establecidos, es sensible y se identifica con los sentimientos de los demás, sólo se relaciona bien con personas de sus mismas características, etc., etc.


Continuará... Marianela Briones (9) 8 500 58 31




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